Perla histórica con fuerza económica
Wetzlar, una de las ciudades de Alemania con más historia, está a orillas del río Lahn. El centro histórico está marcado por las casas con entramado de madera y las construcciones románticas, góticas y barrocas. Un emblema de la ciudad es la catedral que sobresale de los estrechos callejones y de las empinadas escaleras.
Goethe pasó en 1772 cuatro meses felices en Wetzlar como empleado judicial en la Cámara de la Corte Imperial Sacro Germánica o Reichskammergericht. En su primera novela "Las penas del joven Werther” (Die Leiden des jungen Werther) presentó su amor no correspondido a Charlotte Buff y algunas amistades trágicas. Muchas casas con entramado de madera siguen igual que en la época de Goethe, p. ej. la Lottehaus, la Jerusalemhaus y otros lugares de la ciudad, donde se habla de esas penas.
La industrialización de Wetzlar comenzó en el siglo XIX, cuando se pudo circular por el Lahn y se construyeron nuevas vías de ferrocarril. Wetzlar se convirtió en uno de los centros económicos más importantes de Alemania para el procesamiento de metal, la mecánica de precisión y la óptica. La primera cámara fotográfica pequeña se presentó en 1924 en Wetzlar, por la empresa Ernst Leitz. Hoy la ciudad tiene unos 54.000 habitantes. Su extraordinaria fama en el sector se pudo mantener; en la ciudad hay empresas internacionales como Minox o Zeiss.